Las mascotas y su lenguaje Corporal (parte 1)

Alerta. Levanta las orejas y mueve rápidamente la cola. Está pidiendo atención, quizá quiere que juegues con él, o lo acaricies.

Amoroso. Los ojitos están a medio cerrar, la cola se mueve rítimicamente y ronronea quedo. ¡Don Gato está de buenas! Si te observa por un rato, muestra su panza para que le resques y frota tus piernas para llamar tu atención, sin duda, es el mejor momento para mimarlo y cepillarlo.

Cazador. Por naturaleza el minino es un depredador. Aunque lo alimentes bien, seguirá cazando. Se mantiene cerca del nivel del suelo, adelanta las orejas para percibir cualquier sonido y se mueve lentamente. De repente se lanza sobre la presa ¡Bien puede tratarse de tu pantunfla de piel!

Coqueto. Los gatos son animales limpios, y durante el día dedican un buen rato para acicalarse. Sin embargo, para que su pelo esté sano, péinalo y cepíllalo a diario, o al menos cada semana. Quedará limpio, brillante, sin nudos y el lazo mutuo será más fuerte.

Defensivo. Se asusta o se siente amenazado. Sus pupilas se dilatan, baja las orejas y oculta la cola. No te le acerques, o hazlo lentamente, pues podría tirar un zarpazo. Si su conducta se acompaña de otras señales (por ejemplo, renuncia a comer) podría reuqerir ayuda médica.

Hambriento. Su reloj interno es tan preciso como un reloj suizo. Es importante establecer un horario de alimentación y respetarlo. Él mismo avisará que es hora de comer, maullando o caminando a la zona donde colocas su alimento. Entre comidas hará lo mismo cuando se le antoja una botana.

Juguetón. Sus garras parecen querer atrapar cualquier cosa: Las cortinas, una motita de polvo que va por el aire, o hasta tu ropa. Trae uno de sus juguetes y prepárate para divertirte.